Día 5
Día 5 y aunque en mi cuerpo pasan cosas diferentes a las que pasan durante el sangrado, aún me siento cansada. Ya he dejado de sangrar, en mis ovarios se está desarrollando un óvulo y mi útero se reviste para darle cabida en el caso de que fuera fecundado. Todo se prepara para recibir a la vida si esta quisiera presentarse. En caso negativo, el cuerpo pone en marcha el sistema de evacuación y la mujer, en este caso yo, tiene la posibilidad de experimentar un estado alterado de conciencia al que no llega en ningún otro momento del mes, por mucho que lo busque, por mucho que lo provoque.
Estoy con poca energía, 1 sobre 3 he marcado en el diagrama, aunque en realidad creo que la pereza ha sido la culpable de que ponga ese número... arrancar después del descanso, depués de estar adentro, me cuesta... Me cuesta salir, hacerme ver, mostrarme, coger las riendas, con energía, sin dudas... Sé que podría hacer todo eso, sé que es el momento de ser así, lo sé, todo mi cuerpo lo sabe, pero me da pereza... añoro la conexión interna de hace un par de días, lo recogida y protegida que me sentía en mí misma, lo poco que me importaban las cosas que ahora comienzan a preocuparme... el poder de la bruja.
Ahora es la Doncella la que llama a la puerta. Otras la llaman Virgen, una palabra que requiere cierto esfuerzo para no relacionarla con una mujer exenta de relaciones sexuales. Completa en sí misma, esa es la defición de virgen, una mujer que no necesita de nada ni nadie para sentirse completa... nada más y nada menos.
La Virgen llama a la puerta. Por el momento no me atrevo a abrir, aún así la oigo y sé que está ahí, esperando que llegue su momento, preparada para venir en cuanto la llame. Un aullido bastará, desde lo más profundo, desde lo más oscuro y hondo, del lugar donde todas somos lo mismo...
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