viernes, 31 de mayo de 2013

Sangro, pero no muero

 

  
O sí... es posible que muera un poco con cada sangrado... solo que no es una muerte con guadaña. Cuando llega, la sangre me lleva a las profundidades, al lugar más parecido a la muerte del que tengo conciencia.  Si estoy atenta puedo atisbar su llegada con antelación, sentir que se acerca, olerla a lo lejos... Y llega pese a mi voluntad, como llega la noche sin que nadie se cuestione el porqué del atardecer. En mí está el dejarme llevar o resistirme, sumergirme o ponerle freno. Si me resisto, tal y como se me ha enseñado, la embestida será grande y dolorosa. Frente a eso, sumergirme y aparecer en otro lado, en otro estado, desconocidos, es la recompensa...  

La sangre me lleva hacia la muerte cada mes, hacia una muerte dulce, placentera y deseada en la que el dolor no tiene cabida. Sangro y muero cada mes, pero no sufro. Sangro y muero cada mes, pero después renazco. RENAZCO.

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