Si no estoy, si no respondo, si no escribo, si no hago eso que parecía ser un asunto de vida o muerte la semana pasada, ¿qué pasa?
La respuesta llega rápida y clara.
Es fácil oírla, lo difícil es escucharla, prestarle atención y, sobre todo, retenerla.
Ahora siento
lo importante tan claro como siento el vendaval acechar a lo lejos.
Mañana ya veremos.
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